Los latidos de un pueblo al ritmo de tus piernas
…Ese pueblo que se vuelca en la salida pero que te acompaña en cada metro del recorrido, que te espera al final de la cuesta de La Fragua para empujarte en dirección de la plazuela del Moreno… Nadie me quita de la cabeza que son “Los latidos de un pueblo al ritmo de tus piernas”.
Abro los ojos, me estiro, bostezo e incluso me restriego los ojos después de una larga noche.
Me siento en el lateral de la cama y me doy cuenta que tengo un buen dolor de piernas. Llevo toda la noche corriendo.
En mi cabeza no paró de sonar ese ruido tan característico que producen las zapatillas contra el asfalto. Dos tipos de sonidos, los de los caballos de pura sangre que producen hasta miedo por si eres arrollado por ellos y a la vez es un sonido que parece la banda sonora de una película y me produce gran admiración por los “artistas” que tocan esa melodía. Pero también suenan los sonidos de los caballos percherones que producimos un sonido diferente pero también muy necesario e importante en toda carrera. Sonidos diferentes pero que mezclados hacen que te entren ganas de bailar y darlo todo en la pista. ¡ Pena de no poder acompañar ese baile con una cerveza bien fresquita!!!
Nadie me quita de la cabeza que son LOS LATIDOS DE UN PUEBLO AL RITMO DE TUS PIERNAS.
Ese pueblo que se vuelca en la salida pero que te acompaña en cada metro del recorrido, que te espera al final de la cuesta de La Fragua para empujarte en dirección de la plazuela del Moreno, ese pueblo que se pone sus mejores galas para recibir a los “forasteros” para que se sientan como en casa, ese pueblo que es capaz de invitar a sus calles a Sebastián Yatra con sus tacones rojos, a Leiva con su como si fueras a morir mañana o al gran Raphael con su gran noche.
Ese pueblo que enseña el colorido de sus peñas con sus limonadas y ánimos al corredor que va primero pero con más fuerza al que va al final.
Ese pueblo que te alienta en la cuesta de Santa Ana y te susurra al oído que no vive nadie, que vive la luna y el sol, Lolita del alma, y el lucero cuando sale.
Ese pueblo que muestra con orgullo su preciosa ermita donde nuestra Virgen de la Encina está vestida con sus mejores galas. En pocos días saldrá con San Roque a recibir los aplausos y la devoción de los macoteranos. Algunos vendrán con la tristeza por la ausencia de algunos seres queridos pero sobre todo con la alegría de volver a abrazar a aquellos que hace tiempo no vemos.
Ese pueblo que se pegará su primer baile de la Charrá, gracias a la escuela de los dulzaineros.
Cuento los días para vivir la mejor carrera para un macoterano, con el miedo que produce pensar que mis piernas no responderán pero con la seguridad que lo mejor estará al llegar a meta y sentirme orgulloso de mi pueblo.
Eso y que estoy seguro: “Que todos los días sale el sol”.
Por Jose “ralín”, que sueña con la San Rocada